Antes de realizar mi viaje ya tenía bien seguro que Holanda me iba a gustar, y después de visitar Haarlem y Amsterdam comprobé que en verdad es un país interesante por su ambiente moderno, el increíble tráfico de sus bicicletas y claro, sus canales y sus puentes.
Con decir que lo primero que me sorprendió fue el estacionamiento de bicicletas, un estacionamiento tamaño supermercado repleto de bicicletas, algunas personalizadas, otras hipsters, para niños, para transportar mascotas o bebés, bicis de colores, de ciclismo profesional, en conclusión, un catálogo de bicicletas a la vista.
Con esto, claro, las calles deben estar adecuadas al tráfico y los peatones SIEMPRE deben mirar si no hay una bici cerca antes de cruzar las calles. Pero personalmente encontré este concepto de bicicletas apropiado para la ciudad.
Fuera de las bicicletas Holanda tiene un encanto especial gracias a sus canales y a sus lugares de recreación con un diseño único y moderno (ex iglesias convertidas en bares o bibliotecas, refugios u hospitales que actualmente son museos) y siempre con un toque cultural que invita a visitar, tomar una fotografía o leer lo que pasa por esos lugares. Con seguridad se puede establecer comunicación en Holanda ya que la mayoría de la población además de hablar el neerlandés (holandés o dutch) también habla inglés.
